Bienvenida(o)s

Encantados con los descubrimientos que ofrece este libro de Walter Riso, están invitada(o) s a disertar acerca de sus planteamientos desde la perspectiva que da la experiencia individual.
Gracias por participar y esperamos generar mayor aprendizaje para toda(o) s y a fin de lograr mejores relaciones de pareja.

viernes, 29 de mayo de 2009

Las Tres Debilidades Psicológicas de los Hombres

Riso Platea que, aunque las fragilidades psicológicas masculinas podrían llenar varios tomos de una enciclopedia, son 3 referentes al miedo en las que se enfoca en este libro:

1) Miedo al Miedo: Un hombre miedoso no es bien visto en ninguna parte. Existe un super valor que presiona despiadadamente al varón hacia la valentía. Ser cobarde es el peor de los insultos, motivo de reprimenda y hasta de fusilamiento en épocas de guerra.

Si un hombre salta sobre una mesa, pálido, tembloroso y gritando ante la presencia de un ratón que corre a su alrededor, perdería a la novia y hasta el apellido... ni hablar de desmayarse, si lo hace es catalogado de epiléptico o marica. Pero ¿Quien dijo que los hombres no pueden tener miedo?

2) Miedo a estar afectivamente solo: La soledad afectiva del varón tradicional es devastadora y responsable de todo tipo de miedos, inseguridad y depresión. En los varones existe un deficit psicológico que les obliga a establecer fuentes de seguridad afectiva, no pueden vivir sin el soporte afectivo. La mujer ideal para la mayoría de los varones es: ninfómana en la cama y mamá fuera de ella.

3) Miedo al fracaso: El varón normal se halla atrapado en los significados básicos de poder los cuales definen sus existencia. El valor de la dominancia es un principio rector que ha acompañado al sexo masculino durante toda la evolución; la sentencia es "cuanto más poderoso sea un macho, mayores privilegios". El dominio sobre los demás miembros garantiza la alimentación, el respeto y un haren considerable...

La atracción positiva que el prestigio del macho produce en las hembras es un factor que se repite contantemente en el mundo animal, incluso desde las especies más inferiores. Investigaciones demuestran que la pronunciada preferencia femenina por los machos de rango superior ocurre desde la langosta y los escarabajos hasta los chimpancés. Kissinger afirma "El poder es el mayor de los afrodisíacos".

En los humanos esta realidad también está presente pero de manera más refinada. Por lo tanto para el varón, querer ser un triufador a toda costa y por encima de lo que sea adquiere en el hombre características obsesivas. Dís a día su necesidad de escalar lo impulsa una y otra vez, pues "un varón poco ambicioso y sin espíritu de progreso es insulso".

Si la mujer se ve obligada a asumir el liderato económico, las consecuencias afectivas pueden ser mortales para la pareja. La autoestia del varón se tambalea, y la admiración que es uno de los motores donde se fundamenta el amor femenino deja de funcionar, el desplome escuestión de tiempo. El mandato cultural del varón es claro y sofocante: su esencia se medirá por tus logros... Esta problemática del miedo al fracaso encuentra explicación en dos peligrosos mitos responsables del aprendizaje social del varón: Vales por lo que tienes y Todo lo puedes.

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